viernes, 15 de enero de 2016

Pequeñas historias de trenes ( y II)

He viajado a muchos lugares y he visto cosas que jamas imaginariais. Esta es la segunda parte de la cronica de mis viajes en trenes.

No ha pasado mucha cosa durante mis viajes diarios de tren, simpre vamos los mismos y basicamente cada uno tiene su sitio ya con su nombre grabado en plata, pero cierto dia se me sento uno al lado por que conocia a los que iban sentados en frente mio, y por sus cara podias decir que era una de estas personas que es pesada, pero mucho.
Y todo el mundo sabe que por alguna razon desconocida, los hombres se sientan en el metro y en el tren con las rodillas bien separadas, ocupando es espacio personal de la persona del asiento de al lado. Pero este tio fue mas alla.
Osó a apoyarse en mi.
Asi literalmente.
Que llega a ser otra persona de mas confianza y le pregunto que si comi pa'el. A este como no le conocia de nada puse mi voz de ultratumba y le dije, te puedes NO apoyar. (pausa de suspense) por favor. (Porque a mi mis padres SI que me educaron bien)
Y por supuesto que no se apoyo.

Pero esta entrada es en homenaje a mi viaje a Alicante el puente ese de diciembre del año pasado, que me ofrecieron ir en ave para llegar una hora antes y dije, pse, porque no. No me di cuenta que iba a tener que hacer cambio de estacion.
Voy a relatarlo desde el principio.

El viernes me levante pronto y me dirigi a la estacion de metro para llegar a la estacion de renfe con al menos 20 minutos de sobra. Llego a la estacion de metro y me encuentro con un anuncio en el panel informativo de que el metro no llega hasta donde yo quiero ir, que la linea esta cortada a una parada antes, por lo visto porque algun pobre hombre decidio que ese era el momento apropiado para tirarse a las vias.
¿Que hago?
Pues que voy a hacer coger el que estaba alli parado y rezar para que arranque pronto para que me de tiempo a ir andando desde esa estacion a la otra. De infarto. Y lo digo porque yo no estoy acostumbrada a esas carreras y casi se me sale el corazon por la boca. Sobra decir que llegue con el tiempo justo para subir la maleta y sentarme.

Empezamos bien el viaje.

Llego a Chamartin, mi estacion de residencia y mi plan de comer donde siempre y tirar para Atocha se me va al traste porque han cerrado donde solia yo comer y han puesto otro que se llama rodilla y que debe tener cierto prestigio en madrid. Ese nombre no me inspira ninguna confianza y decido jugarmela en la estacion de Atocha.
Alucina con los cercanias que tienen dos pisos. A lo tren-hotel. Pero son poco utiles para las personas que llevamos maleta.
La cosa es que llego a Atocha y menos mal que me baje ahi porque no exagero cuando digo que los que empujan en el metro en Japon hubiesen venido bien. Madre mia la cantidad de gente que habia. Llego a tener que seguir en el tren y me da un jamacuco.
Luego, la estacion de Atocha resulto ser una puñetera mierda. Un puñetero laberinto con mas gente por todas partes. Asqueroso vamos. ¿no tenia la gente otra cosa que hacer que viajar en un puente? Y por si no lo sabiais, Atocha tiene un jardin botanico interior que estaba bastante desmejorado con toda la parafernalia navideña que le habian puesto alrededor. Una decepcion detras de otra vamos.
Menos mal que solo era un hora de espera hasta coger el ave. Y llegue a alicante, un poco mas estresada de lo normal.
Pero si esto os parece suficiente dejar que os relate el viaje de vuelta.
Llega  a la estacion de Alicante y me encuentro que, aunque en mi billete pone turista, por alguna razon en el vagon pone preferente.Y pienso, ¿habra cambiado mi suerte? Un viaje tranquilo a Madrid por lo visto me habia ganado.
Pero tuve que llegar claro.
Desde que te bajas del tren hasta que llegas a la estacion igual pasan 10 minutos. Se ve que se preocupan de que estires las piernas despues de haber estado sentado tanto rato.
Llegas a la estacion, y mientras en Chamartin hay un gran cartel con todas las salidas y llegadas, si te quieres enterar de las salidas de cercanias en atocha te tienes que buscar la vida. Desgracidamente esta vez el tren de cercanias era de una sola planta pero al menos habia como 3/4 de gente.
Y por fin llego a Chamartin y me puedo relajar porque es terreno conocido, pero me quedan 4 horas de espera por el tren a Bilbao.
Pues a dar paseos.
Y me para una chica para hablarme de las buenisimas propiedades de la sal del Mar Muerto. Lo van a rematar. Me despido de ella agradeciendola la informacion con una unica uña pulida y las manos hidratadas con crema de karite.
Otro paseo.
Me acorde de que esta vez si para volver tengo un billete preferente porque ya no quedaban turistas, y que podria entrar en la sala club a esperar mas tranquilamente a que dieran lal hora con periodico y todo, pero que pintaba yo alli dentro, mi sitio esta fuera con el resto de proletariado, no puedo dejar que un hecho circunstancial se me suba a la cabeza.
Sigo paseando.
Por fin me subo al tren y llego a Bilbao sin contratiempo. Pero despues de 11 horas de viaje (no consecutivas) no puedo dejar de tocarme la uña que esta supersuave y de preguntarme ¿porque? ¿cual es el proposito de que la gente se pula las uñas? Si luego se las van a pintar, para que dejarlas brillantes.
Ningun cambio en las manos que ya estaban suaves de por si.
Take that, chica de la estacion.

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